domingo, 13 de marzo de 2011

De las rebeliones.

El inicio de las rebeliones en los países árabes se atribuyó a internet y a las redes sociales. Facebook y Twitter fueron, según se dijo, los causantes para la convocatoria de los jóvenes, al comienzo, y luego de la población en general que se enfrentó a viejas, corruptas y brutales dictaduras. Sin duda alguna internet posibilitó la comunicación entre quienes, finalmente, tumbaron a sus respectivos gobiernos. Pero categóricamente no pueden ser la causa de las movilizaciones populares.

Comparemos con otros grandes acontecimientos de convocatoria espontánea: el pueblo de París que el 14 de julio de 1789 asaltó la Bastilla y la consecuencia inmediata fue la abolición de toda clase de vestigio de Antiguo Régimen; la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, y una serie más de conquistas para la causa de la libertad. 


Los movimientos revolucionarios son espontáneos: la población se va hartando de los dueños del circo, como un volcán dormido. Muchos dictadores se engañan con el comportamiento pasivo de sus rebaños, como los ven pastar apacibles. En la seguridad que van a reprimir cualquier manifestación a través de las armas, robustecen sus efectivos y arman hasta los dientes sus organismos de seguridad. Con estas medidas se echan a dormir tranquilos. Pero los hambrientos no duermen, esperan el momento.

En las dictaduras socialistas aún no hubo revueltas al nivel que hubo en Túnez, Egipto y Libia
. Ante cualquier signo de búsqueda de libertad, lo que cabe, en lugar de buscar soluciones, es reprimirlos.


Pero está la mayoría silenciosa que espera sin quejarse. Esta mayoría es la que, en algún momento, ganará las calles de Beijing, Shangai, Pyong-Yang y otras tantas ciudades de pueblos oprimidos. La corrupción, la injusticia y la humillación convocan más que las redes sociales.