sábado, 7 de mayo de 2011

De los individuos y las naciones: El espectro cúbico.

Hace un tiempo he expuesto mi forma de interpretar el espectro político, convirtiéndolo en bidimensional. Sin embargo, hemos visto que de esa forma el nacionalsocialismo, el monarquismo y el comunismo, por ejemplo, ocupan una misma posición, así como el anarcocomunismo, el anarquismo puro y el anarcocapitalismo. Así también, que en la derecha ocupan un mismo lugar la corrección política y el conservadurismo, y en la izquierda ocurre lo propio con el socialismo y la oligarquía económica.

Así, hemos de ver que será necesaria una tercera dimensión, que será constituida por la concentración del poder y los derechos. Citando a la Wikipedia:

Aristóteles expuso en la Política la teoría clásica de las formas de gobierno, la misma que sin grandes cambios fue retomada por diversos autores en los siglos siguientes.
La célebre teoría de las seis formas de gobierno se basa en el fin del régimen político (bien común o bien particular). Los regímenes políticos que buscan el bien común (puros) son:20
  • Si gobierna una sola persona: monarquía
  • Si gobiernan pocas personas: aristocracia
  • Si gobiernan muchas personas: república
Y las degradaciones de estos regímenes políticos se traducen en:21
  • La degradación de la monarquía es la tiranía
  • La degradación de la aristocracia es la oligarquía
La corrupción de la democracia es la demagogia
Es decir, este eje es constituido por la libertad política.

Aplicando esto a cada vértice del espectro político bidimensional, obtendremos una mejor forma de visualizar las ideologías.

La forma menos concentrada de poder en el anarquismo sería en el anarcocomunismo (E), pero con un absoluto igualitarismo, inclusive con derechos animales. En contraste con el anarcocapitalismo (A), en el que se llegue al extremo de vivir de acuerdo a la ley del más apto, debido a la ausencia de regulaciones entre las personas.

En lo que sería una situación en que se elimina la libertad social, la forma más igualitaria de esta ha de ser la corrección política (F), incentivando la igualdad social de las personas. Pero al irse concentrando el poder vemos que se convierte en la derecha tradicional (B), donde el poder de administrar la libertad social se concentra en una única persona.

En el socialismo utópico tradicional (G) se busca una situación parecida al anarcocomunismo, pero dirigida por una única persona. Mientras que en socialismo moderno (C) se busca una absoluta igualdad de derechos.

En un totalitarismo comunista (H) se busca una absoluta igualdad entre las personas. Contrastando con el monarquismo (D), en la que absolutamente todas las decisiones son tomadas por una sola persona, en una sociedad piramidal con cúspide en el líder (déspota, dictador, monarca). Hacia tres cuartos del segmento DH, partiendo de D, se ubica el nacionalsocialismo, en el que se crea una oligarquía basada en criterio racial.

De esta forma podemos apreciar también que el eje tradicional izquierda-derecha es la diagonal mayor del cubo CF, y el eje transversalista AH es constituido por lo que ha dicho Aristóteles, es decir, a lo largo de la diagonal AH se ubican la anarquía, la república, la aristocracia y la monarquía.

Así se despide esta cortísima serie, espero que haya servido tanta maquinación de un joven con mucho tiempo libre. Nos vemos.

lunes, 18 de abril de 2011

Del periodismo en Paraguay y el nacionalismo.

De entre los canales de televisión en Paraguay, resaltan Telefuturo, Canal SNT (Sistema Nacional de Televisión), Canal 13, Latele, Red Guaraní, Unicanal y Paravisión, de los cuales muy probablemente Telefuturo y SNT son los que más rating tienen. El canal Telefuturo se enfoca más a ser un canal de telebasura, al igual que Canal 13 y en menor medida el SNT.

Hace relativamente poco tiempo es director del canal SNT un periodista argentino de nombre Jorge Pizarro que, a juzgar por los comentarios vertidos en su país natal, deja mucho que desear. Primeramente se dijo que prohibió a los periodistas del canal hablar en guaraní, lo cual me parece completamente absurdo. Pizarro negó que él hizo esa prohibición, sino que dijo que se deben de subtitular  los programas en guaraní, o las entrevistas a personas guaraníparlantes, en sus emisiones, pero no, el susodicho de plano prohibió el guaraní en el canal. A esto viene el hecho de que una periodista de Radio Venus virtió comentarios desafortunados en twitter respecto de eso, dando aprobación al hecho, pero eso no viene al caso.

Ahora, su última jugada ha sido, según se dice, eliminar de la grilla de programación del canal el segmento periodístico La revista de la semana, de Manuel Cuenca, destacado periodista de nuestro país, así como también su programa: excelente y muy importante para la cultura y la promoción del turismo en Paraguay. Según opiniones vertidas por el periodista, su segmento tenía de 5 a 8 puntos más de rating que el noticiero del canal, lo cual da muestras de su gran alcance en la teleaudiencia nacional.

Así, la población cibernauta del Paraguay, ya enardecida por la prohibición del guaraní, se embraveció mucho más por semejante atropello a un programa con muy buen nivel y buen rating y a un periodista excelente. Sus reacciones fueron diversas: pérdida de apoyo al Canal SNT en las redes sociales, campañas en contra del director del Canal, un gran apoyo a Manuel Cuenca y campañas para que las empresas auspiciantes del Canal dejen de hacer tal cosa.

viernes, 8 de abril de 2011

El lado oscuro de África


El seísmo que sacudió a Haití el 12 de enero del año pasado ha sido de intensidad 7, como otros muchos que han sacudido a lugares muy distintos del planeta. Y, a pesar de las destrucciones y de la elevada cifra de víctimas, las destrucciones provocadas por el tsunami de 2005 en el sudeste asiático fueron incomparablemente mayores. El terremoto que sacudió Sumatra en septiembre pasado era de magnitud 7,6 y el de Tonga, en pleno Pacífico, alcanzó el pasado 19 de marzo una magnitud 7,9.
Terremotos ha habido muchos como el de Haití, y en zonas geográficas muy distantes entre sí. Pero sólo en Haití se ha producido una catástrofe humanitaria de dimensiones impresionantes y un estallido de los saqueos y la violencia. ¿Qué diferencia hay entre todos estos terremotos y el Haití? Solo hay una: el factor cultural.
Se diría que los africanos (y por qué no, los latinoamericanos, aunque en menor medida) reaccionan anárquicamente ante las tragedias y muestran una incapacidad congénita para reaccionar ordenadamente por sí mismos. Desde el momento en que se produce la tragedia el destino de los afectados depende de la “ayuda exterior” y para que ésta llegue a las víctimas, el primer impedimento son los gobiernos locales. En Haití se da la circunstancia de que no hay un gobierno digno de tal nombre, ni poder, ni autoridad reconocida. Esto comparado a la prolijidad japonesa ante el terremoto que sucedió el 11 de marzo este año en Japón, y que produjo aquel devastador tsunami. Los videos de las cámaras de seguridad muestran a los ciudadanos japoneses salir en fila, ordenadamente, de los trenes, edificios, o donde sea que estén. Tampoco se ha registrado ni un solo saqueo debido a la catástrofe, todo esto tiene una sola causa: la cultura.
De Haití, fácilmente podemos saltar a hablar de África. Como ya hemos visto anteriormente, ciertos países allá están prendiéndose del espíritu emprendedor, aún así en promedio sigue estando mal. Podemos clasificar África en tres áreas geopolíticas perfectamente diferenciadas: la Sahariana, la Subsahariana y Sudáfrica. El integrismo islámico, fanático e intolerante, está a la ofensiva en los países saharianos: el Magreb convertido en una olla a presión sin válvula de seguridad, y a la carga de subir al poder en países con languidecientes regímenes lacayos de alguna de las potencias mundiales, o incluso ya caídos algunos, como ser Túnez, Egipto y Libia.
El Africa Subsahariana afronta una situación hasta más dramática. Esta zona, que ha sido llamada “el estómago vacío de África”, se está viendo afectada enormemente por pandemias, guerra civil y hambre. En algunos países del Africa Francófona (Malawi, Zimbawe, Uganda, Zambia, Malí, Costa de Martil) la incidencia del SIDA y de sus enfermedades tópicas, afecta entre el 15 y el 25% de la población: el 75% de los afectados presuntamente por el SIDA en todo el mundo proceden de estos países. La zona es teatro de guerras étnicas y conflictos fronterizos, frecuentemente genocidas. La mortalidad infantil es 11 veces superior a la de Europa y la esperanza de vida apenas llega a 50 años. Se estima que el África subsahariana tardará 100 años en desarrollarse a un buen nivel, suponiendo que a partir de ahora mejore su situación.

Finalmente, en Sudáfrica la población dispone de mejores condiciones de vida, tal vez las mejores en África, pero no hay que perder de vista los conflictos interétnicos anunciados en el horizontes. Los zulúes reclaman un Estado propio y son cada vez más los blancos que quieren el “Volkstaad”. La criminalidad ha irrumpido en todo el territorio Sudafricano y grandes empresas se han retirado del país o han cortado las inversiones, tras haber visto a sus directivos asesinados por delincuentes comunes, como el caso del delegado de Volkswagen.

En 1995 se creó la Comunidad Económica y monetaria de África del Oeste, intento de construir un mercado integrado, compuesto fundamentalmente por países francófonos. Los promotores piensan que el ejemplo puede cundir en otras zonas de África y aseguran que en poco tiempo podrán ponerse en pié iniciativas similares con voluntad integradora y desarrollista. En 15 años, los hechos no le han dado precisamente la razón a esta "comunidad".

Pero también existe la tendencia contraria. África ha sido siempre teatro de conflictos interétnicos mucho antes de que los blancos aparecieran por la zona. Tras la colonización, lo que quedó fueron unas naciones carentes de fundamentos históricos, unidad étnica y conciencia nacional, con equilibrios inestables que, demasiado frecuentemente, se rompían. El apartheid sudafricano hizo olvidar, momentáneamente, la intolerancia y el racismo existen entre étnicas vecinas, pertenecientes al mismo país. Hutus y tutsis, fangs y bubis en Guinea Ecuatorial, bantúes y zulúes en la República Sudafricana, etc. frecuentemente se han visto enzarzados en luchas tribales que han concluido en suicidios nacionales.
Y no parece claro que la integración vaya a imponerse sobre los conflictos interétnicos en el próximo futuro, para ello sería preciso que África experimentará una transformación profunda y de “zona subdesarrollada” se convirtiera en “zona en vías de desarrollo”, pero eso es impensable al menos hasta el 2050, salvo en determinados islotes de modernidad. La realidad es que África ha sido abandonada a su suerte ¿por qué?

Mientras duró la “guerra fría”, África fue escenario de operaciones. La ruta de los petroleros que transportaban crudo desde el Golfo Pérsico hasta Europa, bordeando el Cabo de Buena Esperabza, era codiciada por la URSS. Fue así como el imperio soviético puso toda la carne en el asador para ganar la partida a Occidente en Angola y Mozambique, Sudáfrica, Guinea y, con Argelia interpuesta, en el ex-Sahara español. El objetivo soviético era disponer de regímenes aliados en la “ruta del petróleo” que le permitieran cortar el suministro de crudo a Europa. Occidente reaccionó ante esta estrategia acentuando su presencia en África, apoyando a élites dirigentes, obviamente dictadores, concediendo préstamos y estimulando el desarrollo, interviniendo militarmente  cuando hizo falta o enviando bandas de mercenarios creando, en definitiva, una situación neocolonialista.

Cuando cayó el imperio soviético, las cosas cambiaron dramáticamente para África. De ser teatro principal de operaciones, acosada o cortejada por uno u otro bando, África pasó a ser un paria internacional. Buena parte del continente, especialmente el área sub-sahariana del interior, fue juzgada “inútil para la economía mundial” y “estratégicamente irrelevante”, ergo se la abandonó a su suerte.
No es de extrañar que estos últimos veinte años hayan supuesto para África, una larga agonía. Con guerras civiles, extremadamente calientes en Liberia, Somalía, Angola y Ruanda, conflictos fronterizos y reivindicaciones territoriales entre prácticamente la totalidad de sus Estados (en 1993 estallaron choques entre Costa de Marfil y Ghana a consecuencia de un partido de fútbol), con un crecimiento demográfico espectacular (cinco niños por cada mujer como promedio), el futuro de áfrica es hoy tan negro como la piel de sus habitantes

A partir de 1990, consorcios japoneses iniciaron la compra masiva de grandes extensiones de terreno en Zaire y la República Centroaricana, convencidos de que en cincuenta años, la población africana quedaría mermada hasta el 50% en el curso de hambrunas, epidemias, guerras civiles y otras catástrofes, y aquellas zonas semi-deshabitadas constituirían un marco ideal para el envío de excedentes de población del archipiélago japonés.
Unos pocos y limitados islotes de consumo y bienestar se perfilan en la geografía africana. Algunas grandes capitales bañadas por el Atlántico, pertenecientes a países proveedores de materias primas, pueden ser la contrapartida a la miseria del interior y a la de sus propios cinturones de pobreza. Lagos, capital de Nigeria, el país petrolífero africano, cuenta hoy con 9 millones de habitantes, dentro de 20 años su población se habrá multiplicado por tres y será la tercera aglomeración mundial. Un hormiguero de estas dimensiones, ¿podrá satisfacer las necesidades de todos sus habitantes?; por acelerado que sea el crecimiento económico, ¿no terminarán por generar conflictos sociales que se unirán a las rivalidades éticas? Y no digamos si no hay desarrollo económico como ocurre en la actualidad. El cóctel no puede ser más explosivo.

En los años sesenta se aceleró el proceso de independencia de las colonias europeas en Africa. Cincuenta años después hay que reconocer que Africa ha empezado mal su andadura: élites corruptas, dictaduras inmisericordes, violaciones continuadas y flagrantes de los derechos humanos, simulacros de democracia, éste puede ser un balance político poco alentador, especialmente en lo que se refiera al Africa Subsahariana. Lo ocurrido en Guinea Ecuatorial o en el ex-Sahara Español es significativo de lo que ha sucedido un poco por toda África.
En cuanto a posibles soluciones para África, la ayuda económica se ha mostrado inútil para solucionar los problemas de África y ha contribuido solamente a estimular la corrupción entre las élites locales. Ayuda enviada, dinero tirado. Los productos que se envían como ayuda humanitaria gratuita, aparecen inmediatamente en los mercados a precios abusivos.

Mientras eso ocurre las zonas de África más castigadas por el desgobierno, las epidemias, los confictos inter-étnicos y las hambrunas deberían ser tuteladas por organismo internacionales, con autonomía operativa suficiente como para no verse cometidos al control de las élites corruptas locales y de las potencias neocolonalistas. Esto puede ser considerado un menoscabo a la “independencia nacional” de algunos países, pero hace falta preguntar a las poblaciones si, verdaderamente, tienen algún tipo de conciencia nacional, y si lo más acuciante para ellos no es hoy el cubrir sus necesidades vitales más inmediatas.

Única solución: la recolonización. Si los países africanos no son capaces de organizarse (siempre hablando en líneas generales, ya hablamos de ciertas excepciones) será necesaria la intervención de un poder exterior que lo haga por ellos. Dado que nadie da algo a cambio de nada, sería necesario establecer una contrapartida que solamente puede ser una cesión de soberanía, esto es, reorganizar África sin obstáculos generados por las redes de intereses de los jefezuelos de tribu locales. Es absolutamente indignante que ocurra como hoy que la “ayuda al desarrollo” y la “ayuda para combatir la pobreza” termina en las cuentas cifradas en Suiza de los jefezuelos locales. Hay que ser sinceros y realistas: es intolerable que los productos enviados para paliar el hambre y combatir las enfermedades se desvíen hacia los mercados africanos y se vendan, incluso a precios abusivos. Para eso más vale no enviar ayuda. Si quieren ayuda tienen que renunciar a algo: a su soberanía y a sus gobiernos corruptos.

A este proceso le podemos llamar “recolonización”, sin complejos y sin miedos a lo políticamente correcto. La disyuntiva es esta: o África muere y agoniza durante todo el siglo XXI, o renuncia a su “independencia”, esto es a que sus élites políticas saqueen a sus países, y asuma una dirección político-económica occidental. Occidente no debe nada a África, salvo haber creado infraestructuras durante la colonización que  fueron abandonadas y destruidas al concederse la independencia. Desde entonces África ha quemado cientos de miles de millones en “ayudas”. Y hoy su nivel de vida está por debajo del que tenía en los años 60, cuando la colonización. Así pues, ayuda a cambio de manos libres para reorganizar África, con todo lo que ello implica.
No falta quien hable de explotación al África, y recuerde precisamente lo sucedido en la época de la colonización, sin embargo los tiempos cambian, y creo que Occidente está maduro como para gobernar estos territorios ingobernables.
Así, Occidente debe hacer cosas como redibujar el mapa africano, ya que los límites de los Estados no coinciden ni de lejos a las fronteras que realmente diferencian a las naciones africanas y hacer hincapié en el aspecto educativo, básico para el desarrollo de cualquier nación, muy importante enfatizar la educación en la cultura democrática, por ejemplo, en este hipotético escenario de recolonización. 
Va siendo hora de la sinceridad. La inmensa mayoría de los estados africanos no son capaces de organizarse a sí mismos. Lo han demostrado hasta la saciedad. ¿Durante cuánto tiempo seguirán arrojados a la basura los fondos y la ayuda enviada por Occidente? Una catástrofe humanitaria no puede ser el chantaje emotivo y sentimental para que dure esa ficción de la “ayuda a África”. Hay que afrontar la realidad: no pudieron valerse por sí mismos, y políticamente medio siglo de independencia ha constituido el fracaso histórico más grande que haya registrado la humanidad.

domingo, 13 de marzo de 2011

De las rebeliones.

El inicio de las rebeliones en los países árabes se atribuyó a internet y a las redes sociales. Facebook y Twitter fueron, según se dijo, los causantes para la convocatoria de los jóvenes, al comienzo, y luego de la población en general que se enfrentó a viejas, corruptas y brutales dictaduras. Sin duda alguna internet posibilitó la comunicación entre quienes, finalmente, tumbaron a sus respectivos gobiernos. Pero categóricamente no pueden ser la causa de las movilizaciones populares.

Comparemos con otros grandes acontecimientos de convocatoria espontánea: el pueblo de París que el 14 de julio de 1789 asaltó la Bastilla y la consecuencia inmediata fue la abolición de toda clase de vestigio de Antiguo Régimen; la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, y una serie más de conquistas para la causa de la libertad. 


Los movimientos revolucionarios son espontáneos: la población se va hartando de los dueños del circo, como un volcán dormido. Muchos dictadores se engañan con el comportamiento pasivo de sus rebaños, como los ven pastar apacibles. En la seguridad que van a reprimir cualquier manifestación a través de las armas, robustecen sus efectivos y arman hasta los dientes sus organismos de seguridad. Con estas medidas se echan a dormir tranquilos. Pero los hambrientos no duermen, esperan el momento.

En las dictaduras socialistas aún no hubo revueltas al nivel que hubo en Túnez, Egipto y Libia
. Ante cualquier signo de búsqueda de libertad, lo que cabe, en lugar de buscar soluciones, es reprimirlos.


Pero está la mayoría silenciosa que espera sin quejarse. Esta mayoría es la que, en algún momento, ganará las calles de Beijing, Shangai, Pyong-Yang y otras tantas ciudades de pueblos oprimidos. La corrupción, la injusticia y la humillación convocan más que las redes sociales.

jueves, 24 de febrero de 2011

Sobre el dictador al-Gaddafi

Muammar al-Gaddafi es un militar libio, líder de facto de su país desde el 1 de septiembre de 1969. Aunque oficialmente no ocupa ningún cargo público, se le atribuye el título honorífico de "Líder de la Revolución" o "Hermano Líder y Guía de la Revolución", según declaraciones del gobierno y funcionarios de prensa.
En los últimos tiempos ha conseguido una asombrosa rehabilitación por parte de las potencias occidentales, que repentinamente sacaron a su país de la categoría de "paria" a la de miembro pleno de la "comunidad internacional", tránsito que se ha saldado con la visita a Trípoli de políticos occidentales de Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Italia y Alemania. Por esa razón Muammar Gaddafi ha sido calificado tanto de líder hábil y coronel revolucionario e idealista como de dirigente imprevisible, temido y déspota.


Es curioso que los socialistas ahora cambiaron su forma de hablar de al-Gaddafi, pasó de ser un "líder revolucionario" (y si era un dictador sudamericano lo iban a tildar de "bolivariano"), a "tirano", sin mencionar que es de la ideología socialista, y que incluso varias veces Estados Unidos ha intentado derrocarlo. Aunque están otros socialistas que aún ahora lo siguen apoyando, diciendo que los manifestantes son agentes pagados por el grupo que orquesta el NWO: Imperialismo-Mossad-Israel-FBI-CIA-EE. UU.-Banca-Masonería-Bilderberg-Illuminati, apreviado IMIFBICIAEEUUBMBI.

Es realmente interesante ver la hipocresía de los primeros y el cinismo de los segundos.

viernes, 11 de febrero de 2011

Dimite Hosni Mubarak.

Desde 1953 (caída de la monarquía egipcia) Egipto sólo tuvo 4 presidentes: Naguib (53-54), Nasser (54-70), Sadat (70-81) y Mubarak (81-11), y hace 23 minutos ha sido anunciada la dimisión de Hosni Mubarak por José Levy (periodista de CNN) en el twitter, y el que el Parlamento egipcio ha sido disuelto por la cúpula militar que detenta el poder ahora. Esto va a acarraer interesantes consecuencias geopolíticas.

En el caso que se hagan elecciones verdaderamente libres hay una terrible posibilidad que accedan al poder fundamentalistas islámicos. Esto a su vez puede provocar problemas para Occidente, pero ha de venir bien para Oriente, van a tener como aliado al país árabe con mayor población, el que posee el canal de Suez y también tiene frontera con Israel.

A mí como occidental no me parece muy bien, uno puede pensar que poniéndome en los zapatos de un egipcio me alegraria porque mi país ha de tener más influencia internacional. El fundamentalismo islámico, al más puro estilo Ahmadineyad, no garantiza la libertad del pueblo. Sin embargo nada aún está dicho, y puede que no sea como yo diga, y ojalá que no lo sea.

En cualquier caso, quisiera que también caiga la Casa de $aud/Arabia $audita/$audi Aramco, que el pueblo quite del poder a estos fundamentalistas islámicos wahabbíes.

Actualización: Suiza bloquea las cuentas bancarias de Mubarak. El diario cubano Granma no informa sobre la caída del dictador egipcio.

jueves, 3 de febrero de 2011

El socialista y el capitalista.

El mundo actual está dividido en dos sentidos: el mundo social, que es el enfrentamiento milenario Oeste y Este: Egipto vs Babilonia, Grecia vs Persia, Roma vs Partia, Europa vs Califato, EE. UUy aliados vs URSS y aliados, EE. UU. y aliados vs China y aliados; y el mundo económico: Norte y Sur: Primer mundo frente a Tercer mundo.

Los socialistas tienden a defender al Este en la guerra en el eje social y al Sur en el eje económico, los "conservadores" hacen lo propio con el Oeste, pero defienden al Norte o al Sur de acuerdo a donde vive, es decir, de acuerdo a sus intereses. Esto es algo lógico, cualquier persona o grupo protege y defiende sus intereses, pero vemos que los socialistas que viven en Occidente defienden la tiranía china, la iraní, la norcoreana, la cubana, la venezolana y otras tantas, en lugar de defender sus propios intereses, esto me lleva irremediablemente a una pregunta: ¿por qué?

Supongo que me van a contestar que es por ética, pero veo absolutamente antiético proteger dictaduras del tipo que las que cité. La respuesta que creo que es más adecuada es que lo hacen por ir en contra del sistema, simplemente poruque son una generación ignorante, que no desea aprender de la historia, sino criticarla.

Creen que a lo largo de 100.000 años de historia humana todos hemos estado equivocados y debíamos ser comunistas, esto porque no conocen todo el esfuerzo realizado para llegar al punto en que estamos ahora, por eso el símbolo por excelencia del socialista es el ricachón hijo de papi, que se le concedió todo lo que quería. Papi Estado le concedió pensiones, jubilaciones, casa, libertades, seguridad, y terminan de esa forma. Sin embargo, el símbolo por excelencia del capitalista es el emprendedor, el hombre hecho a sí mismo, que del desastroso mundo heredado de la edad media ha podido contruir, con sangre, trabajo, sudor y lágrimas, la civilización occidental contemporánea.